Como apasionada de las experiencias únicas, siempre he considerado que ver de cerca a los gorilas de montaña es un imprescindible en el bucket list de cualquier viajero. Por lo que Uganda, con su magia, era un destino pendiente de mi lista desde hace muchísimos años.
Pero el país me demostró que, más allá de la emocionante oportunidad de observar a estos majestuosos primates, tiene muchísimo que ofrecer; mientras la inmensidad del río más grande del mundo te acompaña durante (casi) todo el camino.
Tras casi 15 horas de vuelo, aterricé en Entebbe, donde el bullicio característico de muchas ciudades africanas se percibía nada más bajar del avión.
Murchison Falls
Mi primera parada en Uganda fue el majestuoso Parque Nacional Murchison Falls, el más grande del país. Aquí, el Nilo Blanco, que tiene su origen en el lago Victoria, atraviesa el parque dividiéndolo en dos, ofreciendo impresionantes vistas del río lleno de hipopótamos y una variada fauna que incluye elefantes, búfalos y una diversidad de antílopes.
Una caminata temprano por la mañana nos acercó a jirafas e impalas, mientras el silencio se apoderaba del ambiente, dejando espacio para una emoción palpable. Frente a nosotros se desplegaba un escenario bellísimo, ideal para fotógrafos y documentalistas que buscan capturar la esencia de la naturaleza en su máxima expresión.
El día terminó o, mejor dicho, comenzó, con un bush lunch frente a una laguna, rodeados de antílopes y cocodrilos. Además, en un recorrido en 4×4, tuve la oportunidad de apreciar la belleza del famoso palmeral que se alza en la otra zona del parque, una experiencia que, sin duda, superó mis expectativas. Con el telón de fondo de las palmeras y la inmensidad del parque, cada momento se convirtió en una conexión única con la naturaleza.
Después de varias horas, embarqué en un pequeño barco que nos llevó a las impresionantes Cataratas Murchison. Estas cataratas -formadas cuando el caudaloso Nilo Blanco se estrecha a unos escasos 7 metros de ancho y cae de manera imponente durante 43 metros- crean la cascada natural más poderosa del mundo, con una velocidad de más de 300 metros por segundo.
Navegar hasta la zona más cercana fue, sin duda, uno de los momentos más especiales del viaje, donde el silencio, la luz y el sonido del agua me transportaron a épocas pasadas, entendiendo el asombro que debieron sentir de los exploradores al dar con semejante maravilla natural.
Las Montañas de la Luna
Mi viaje continuó a lo largo de la cordillera más extensa del continente africano, las Montañas Rwenzori -bautizadas como las Montañas de la Luna por el geógrafo griego Ptolomeo-. Estas impresionantes formaciones, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ofrecen una vista espectacular con sus 5109 metros de altura, siendo la tercera cumbre más alta de África.
Conducir entre plantaciones de té cerca de la ciudad de Fort Portal fue un deleite para los sentidos, y es que el paisaje verde que se despliega ante los ojos es impresionante. Antes de llegar al alojamiento, tuve la oportunidad de conocer pintorescos pueblos, sumergiéndome en la hospitalidad de los ugandeses y conociendo de cerca su día a día, una experiencia reveladora que me demostró la resiliencia de una población que, poco a poco, va superando un trágico pasado.
Parque Nacional de Kibale
Mi siguiente destino fue el Parque Nacional de Kibale, un santuario natural creado en 1993 que alberga una de las extensiones más variadas de bosque tropical del mundo, siendo el hogar de aproximadamente 70 especies de mamíferos y 13 especies de primates, incluyendo chimpancés.
Aquí, realizamos un emocionante rastreo de chimpancés a través del bosque, siguiendo caminos muy bien trazados para ir en busca de estos increíbles ejemplares. Tuvimos la suerte de dar con ellos, maravillándonos con la observación de una numerosa familia de chimpancés mientras jugaban entre los árboles.
Parque Nacional Queen Elizabeth
El día siguiente me llevó al Canal de Kazinga -el más espectacular del país-, que une los Lagos Alberto y Eduardo a lo largo de 32 kilómetros, ofreciendo un espectáculo de fauna salvaje sin igual.
Este canal es el principal atractivo del Parque Nacional de Queen Elizabeth, el más grande de Uganda. Durante el paseo en barco, presencié la majestuosidad de la naturaleza con orillas repletas de aves, reptiles, e incluso elefantes, así como la mayor concentración de hipopótamos del mundo.
Un safari al atardecer, en el que tuvimos la suerte de observar a los famosos leones trepadores de la zona, culminó con la magia de un gin-tonic junto a la hoguera, bajo un cielo pintado de rosa y naranja, recordándome la magia única de los atardeceres africanos.
Al día siguiente, crucé el Parque Nacional de Queen Elizabeth hasta llegar al sector Ishasha. En el camino, tuvimos la suerte de avistar monos azules, babuinos, colobos blanco y negro, enriqueciendo aún más la experiencia.
Bosque Impenetrable de Bwindi
Pero el punto álgido de mi viaje fue la visita al famoso Parque Impenetrable de Bwindi, donde realizamos un rastreo de gorilas.
Tras el briefing, comenzamos la emocionante caminata para encontrar a estos grandes primates. Atravesando la frondosa selva en silencio y escoltados por rangers que abrían nuestro camino, llegamos después de varias horas hasta una maravillosa familia de gorilas.
Este grupo de espalda plateada, formado por un macho y varias hembras con crías, nos recibió en un claro del bosque, ofreciéndonos una visión perfecta de su vida cotidiana. La emoción de observarlos en su hábitat es indescriptible. Antes de llegar, los rangers nos habían proporcionado información sobre sus costumbres y jerarquía, lo que hizo que la experiencia fuera aún más enriquecedora.
Pasamos más de una hora maravillándonos con la paz que transmiten estos majestuosos animales. Antes de despedirnos, el gorila de espalda plateada nos sorprendió subiendo a un delgado árbol con una agilidad asombrosa, regalándonos un momento inolvidable antes de emprender el regreso.
En esta zona, también tuvimos la oportunidad de realizar un trekking de aproximadamente 4 horas a través del parque, explorando caminos menos transitados que conducen a tres hermosas cascadas en un área menos conocida. El sendero, salvaje y con una ligera inclinación, resultó accesible para todos aquellos con una forma física «normal», revelando paisajes sorprendentes y desconocidos.
Clouds Mountain Gorilla Lodge
Jinja y las Fuentes del Nilo
Después de explorar la región de Bwindi, continué mi travesía en un vuelo en avioneta hacia Jinja, para concluir mi experiencia en Uganda.
Esta ciudad, ubicada a unas horas de Kampala, fue el lugar donde se encontraron las famosas fuentes del Nilo, tan buscadas por los grandes exploradores y cuyo descubrimiento se atribuye a Burton. En el pasado, estas fuentes estaban acompañadas por cascadas que, aunque modestas, agregaban solemnidad al origen del Nilo.
Un breve pero agradable recorrido en barco por el lago Victoria, donde se pueden avistar nutrias y una variedad de aves, nos llevó a un punto señalizado como el encuentro histórico. El Nilo Blanco blanco fluye a través de Uganda y Sudán del Sur antes de unirse al Nilo Azul, que nace en Jartum, Etiopía, marcando el inicio del río más importante de África.
En Jinja, tuve la oportunidad de alojarme en una isla privada situada entre los rápidos más peligrosos del mundo; teniendo desde la habitación una vista privilegiada de la imponente fuerza del Nilo. Aquí, además, pude participar en emocionantes actividades como rafting y un relajante paseo a caballo a lo largo de la orilla del río.
Con Jinja, culminó mi fascinante viaje a Uganda, un país que me cautivó con sus paisajes variados, su rica biodiversidad y la hospitalidad de su gente. Cada momento, desde la majestuosidad de las Montañas de la Luna hasta la intimidad compartida con los gorilas en Bwindi, se convirtió en una experiencia única.
Uganda es un destino que no solo cumple, sino que supera las expectativas de cualquier viajero en busca de autenticidad y conexión con la naturaleza.