Despedirse del sol mientras se pierde tras las montañas desde una embarcación de lujo, sobre las aguas cristalinas de los lagos Engadin y mientras se disfruta de un exquisito aperitivo a base de productos locales.
Viajar en el tiempo con una particular ruta de trekking poco conocida, para conocer la labor de los queseros suizos de Interlaken y participar en el proceso tradicional, tal y como se hacía 200 años atrás.
Dejar que la luna llena ilumine el camino y disfrutar de un espectacular paseo por la nieve hasta la cabaña alpina, conociendo la naturaleza inmaculada de suiza de una forma original y emocionante. Terminar la noche brindando mientras se saborea una deliciosa fondue de quesos nacionales.
Crear bombones, barritas o tabletas de los mejores chocolates suizos y con rellenos de toda clase junto a uno de los mejores reposteros del país, que se encargará de que estén listos para llevarlos de vuelta a casa y disfrutarlos.
Pasar una noche en plena naturaleza suiza, rodeado por praderas y altas montañas, y desentrañar los misterios del cosmos en el prestigioso observatorio Astroval, con la guía de un astrónomo experto.
Comprender la merecida fama de la relojería suiza de la mano de Audemars Piguet, la firma más antigua del país, en Vallée de Joux. Visitar su museo y talleres para ver el minucioso trabajo que esconde cada una de estas obras de arte montadas a mano.
Adentrarse, en exclusiva, en el nuevo Gran Museo Egipcio, aún en construcción, y admirar el que será el mayor museo arqueológico del mundo, que albergará más de 50 000 obras del Antiguo Egipto.
Acceder a las excavaciones más recientes en torno a las pirámides, en privado y acompañados por el prestigioso doctor Mark Lehner, para conocer los últimos detalles que se conocen de estas maravillas arquitectónicas, sus constructores y los faraones que las concibieron.
Admirar las pirámides de Giza antes de su horario de apertura al público, adentrarse en las patas de la Gran Esfinge o explorar en privado la tumba Wahtye en Saqqara, un exclusivo hallazgo arqueológico. Dejarse sorprender con las tumbas de Nefertari o Seti I, dos obras maestras del arte egipcio
Admirar las peculiares iglesias fortificadas de Transilvania, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, conociendo estos monumentos únicos en el mundo antes de surcar los cielos sobre los Cárpatos.
Conocer a la numerosa comunidad de osos en libertad que habita en Rumanía realizando un recorrido al atardecer a través de los frondosos bosques del país.
Aventurarse en el laberíntico sistema de túneles y cuevas utilizado como escondite para navíos durante la IIª Guerra Mundial o bucear por el fondo marino del estrecho de Kumbor y la cueva de Klinci, famosos por su abundante fauna marina.
Admirar la belleza interior de Montenegro recorriendo sus montañas en jeep, llegando a parajes que no figuran en los mapas y teniendo la oportunidad de conquistar el pico Veliki Kabao, a 1600 metros de altura.
Dibujar el skyline de Riad desde la planta 99 del Sky Bridge, uno de los rascacielos más emblemáticos de la capital saudita. Ver cómo la cosmopolita ciudad da paso a un desierto abierto e inabarcable, que se funde bajo las últimas luces del día.
Encontrarse con la sensual silueta de Bali contra el horizonte y explorar los paisajes y lugares más asombrosos de la isla de la mano de un guía naturalista. Tener la posibilidad de adentrarnos en sus selvas llenas de vida, almorzar con vistas a sus arrozales y ver un inagotable baile de templos mientras se pasea en bicicleta.
Descubrir el arte de la fabricación de seda y aprender todos los secretos de esta labor milenaria. Conocer los distintos tipos de tejidos de Laos, probar suerte con el telar o crear un patrón propio tiñendo una bufanda de seda.
Salir del camino marcado y adentrarse en el Laos más desconocido para llegar a la residencia de Hans Berger, escritor y fotógrafo, que compartirá los secretos de su archivo budista de fotografía.
Sentirse parte de Khmer, un pequeño pueblo autóctono, en el que colaborar con las actividades y labores diarias como cosechar los arrozales, tejer o aprender a preparar un almuerzo típico.
Profundizar en la tradición budista de Camboya en Wat Athvea, un templo del siglo XII que sigue funcionando en la actualidad, donde participar en una ceremonia privada y recibir la bendición del agua de sus monjes.
Recorrer las animadas callejuelas de Bangkok, desde la histórica Charoen Krung Road, y colarse en privado en las galerías más reconocidas de la ciudad. Terminar la velada descubriendo la polifacética gastronomía tailandesa con una ruta por sus puestos callejeros.
Profundizar en la tradición pictórica tailandesa en una aldea de 200 años de antigüedad habitada por artistas y restauradores. Tener la oportunidad de poner en práctica todo lo aprendido en este entorno idílico para la creatividad.