Durante mi viaje a Costa Rica había una pregunta que resonaba continuamente en mi cabeza: "¿Cómo es posible que exista tanta belleza en el mismo mundo en el que vivo?"
Y es que es así, Costa Rica parece pertenecer a otro mundo.
En el centro del continente americano, ubicada entre dos mares, en un territorio tan pequeño como grandioso, se encuentra la mayor explosión de vida que el hombre puede admirar. Con su belleza natural y espíritu entusiasta, Costa Rica te invade todos los sentidos.
Una paleta de colores vivos, en el que el azul y el verde se tornan en un espectáculo visual con paisajes dignos de pinturas al óleo. El olor a flores tropicales y a tierra mojada. El tacto de las cortezas de los árboles. El sonido del canto de los pájaros y de las gotas de la lluvia cayendo sobre las hojas. Costa Rica no deja a nadie indiferente. Por no mencionar, los sabores caribeños de su particular gastronomía, en la que la naturaleza también es protagonista.
En definitiva, si el jardín del Edén existiera, estaría en Costa Rica. ¡Pura Vida!
Parque Nacional Volcán Arenal
El Volcán Arenal siempre está presente, mires donde mires, allí te espera para invitarte a vivir grandes experiencias. Desde caminar por sus faldas, disfrutar de sus aguas termales, o admirarlo desde diferentes puntos de vista.
La naturaleza en Costa Rica es tan exuberante que, para ser realmente conscientes de su densidad, hay que admirarla desde las alturas. A través del canopy, sobrevolando la copa de los árboles de este bosque tropical lluvioso, a 200 metros de altura, te sientes como un auténtico pájaro en libertad. Esta experiencia única, merece totalmente la pena vivirla, ya que es una sensación difícil de explicar con palabras.
Río Celeste
Tras esta aventura por las alturas, volvemos a poner los pies en la tierra para recorrer una selva tropical en el Parque Natural del Volcán Tenorio, donde tuvimos la oportunidad de aprender muchísimo sobre este entorno, y cómo la fauna y la flora viven en perfecta armonía.
Por si fuera poco, la naturaleza en este lugar nos sorprendió aún más, pues esta selva está acompañada del Río Celeste, donde en un punto del mismo sucede la “magia” y el color del agua se torna de un color celeste muy vivo, que casi parece irreal. Después de recorrer los senderos de la selva tropical, llegamos al premio final: el espectáculo nos esperaba con la Catarata de Río Celeste.
Bajos del Toro
Con tan solo un 3% de territorio en el mundo, el ecosistema del Bosque Nuboso se mantiene vivo y presente en Costa Rica. Tuvimos la suerte de conocerlo en Bajos del Toro, donde la densa nube que caracteriza a este tipo de bosque, hace que los paisajes sean aún más mágicos.
Pasamos del calor de la selva, a un agradable fresco en la montaña, y con el chubasquero puesto, recorrimos los senderos que hay dentro de la propiedad del precioso alojamiento El Silencio. Sin apenas irnos lejos, con el lujo de estar prácticamente solos en este lugar, descubrimos a través de una ruta diferentes cascadas, cada cual más grande y bonita que la anterior.
Amor por la naturaleza
Y como no podía ser de otra manera, para despedir esta aventura, formamos parte de la costumbre que más caracteriza a los “ticos”, la conservación y cuidado su tierra.
Con un gesto de amor y respeto a la naturaleza, sembramos un árbol en este escaso y único ecosistema, con el fin de que dure muchas más generaciones y que los hombres y mujeres del futuro tengan la suerte de conocerlo.
¡Gracias Costa Rica por regalarnos experiencias únicas en la vida!