Invierno

Emprender una agradable conversación sobre el budismo, la bondad, la vida y el propio universo junto a una monja practicante, en un entorno ideal como es un monasterio de meditación.

Conmemorar un aniversario o cualquier celebración con una ceremonia de bendición privada en el templo Pashupatinath, donde pedir por la buena fortuna, acompañados por su eminencia, Shylapa Tenzin Rinpoche, en el monasterio Shylapa Tenzin o en Boudhanath.

Cruzar el umbral del santuario Ram Mandir para conocer el templo en privado, siendo testigos de la ceremonia Aarti (ofrenda de luz) y de la puja (oraciones) junto al sacerdote hindú, para recibir sus bendiciones tras la ceremonia.

Colarse, en exclusiva, en las estancias cerradas al público del palacio de Jaipur para disfrutar de su belleza artística y arquitectónica. Tomar un delicioso té en las habitaciones privadas del maharajá mientras se contempla el exquisito trabajo del artista René Lalique.

Aprenderlo todo sobre la fortaleza de Mehrangarh, en la ciudad celeste de Jodhpur, junto al máximo responsable de su restauración. Tras la visita en exclusiva, terminar la velada brindando en sus jardines, a la luz de las velas y envueltos por un silencio místico.

Seguir el rastro del leopardo de las nieves y admirar los bellísimos paisajes de montaña de Ladakh, mientras se persigue a este majestuoso felino.

Quedar boquiabierto al acercarse, en helicóptero, al volcán Taal, el más activo y de menor tamaño del planeta. Maravillarse con la rica geografía y desbordante naturaleza que rodea su caldera y crece con su calor.

Apreciar los intrincados detalles de los bordados tradicionales filipinos en un exclusivo taller artesanal y comprender la importancia y simbolismo de sus patrones con su diseñadora.

Revivir la historia descubriendo los escenarios estratégicos del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Cabalgar las vías ferroviarias de la isla de Corregidor en un tranvía de 1940, volar sobre la bahía de Manila, cuyo cielo estuvo cubierto de aviones de combate, o bucear entre acorazados japoneses en la isla Coron.

Descubrir la resplandeciente ciudad de Cobá, un importante yacimiento, a pie o sobre ruedas para llegar hasta la pirámide de Nohoch Mul. Cambiar las nubes del cielo por estalactitas durante un emocionante baño en su sistema de ríos subterráneos, un lugar sagrado para los mayas.

Jugar una partida de golf con el océano como caddie y hacer hoyo en uno en los campos de la aldea brasileña de Trancoso, situados junto a unos imponentes acantilados

Navegar hasta el Parque Nacional de Coiba, en el Pacífico Oriental, para conocer las 38 islas que forman el archipiélago. Practicar snorkel y buceo en unas aguas con una biodiversidad incomparable, explorar la antigua prisión de la isla de Coiba o adentrarse en su bosque siguiendo el canto del pájaro pijuí.

Recorrer el Museo de Arte Contemporáneo de Niteroi (MAC) en exclusiva, antes de la apertura o después del cierre. Admirar las más de mil obras de arte en un entorno privilegiado como es el trabajo arquitectónico de Oscar Niemeyer.

Dejar que la imaginación de los más pequeños vuele muy alto descubriendo zonas cerradas al público del Space Kennedy Center junto a un astronauta de la NASA.

Cruzar la densa jungla guatemalteca en un imparable 4×4 hasta llegar al monumento natural de Semuc Champey, unas espectaculares piscinas escalonadas de aguas turquesas. Darse un refrescante baño antes de adentrarse en sus cuevas cercanas para descubrir sus secretos a la luz de las antorchas.

Seguir las enseñanzas de los antiguos mayas y mirar al cielo desde las ruinas de Uaxactún, un complejo arqueológico en el que se encuentran los observatorios astronómicos más antiguos de este pueblo.

Alcanzar las zonas más recónditas y apartadas de Guatemala, donde solo unos pocos afortunados han podido llegar. Viajar a pie o en helicóptero hasta la ciudad maya de El Mirador, conducir en jeep a Río Azul y Hol Mul o acampar junto a las comunidades locales de Alaska y Quiché.

Aprender el trabajo, dedicación y cuidado que conlleva un grafiti y valorar este arte urbano junto a un experto por las calles de Bogotá. Tomar las latas de espray, agitarlas bien y lanzarse a crear un mural propio que poder firmar con orgullo.

Uno de los accidentes geográficos más impresionantes del mundo, aterrizando en su lecho tras un vuelo en parapente y superando los rápidos de nivel 4 en una balsa. Disfrutar de las extraordinarias vistas que ofrece y terminar la aventura con una expedición a la costa para la observación de ballenas jorobadas junto a un guía experto.

Dejar que Cartagena de Indias revele sus secretos mejor guardados realizando una excursión a las islas del Rosario en yate privado, navegando en canoa por sus manglares, relajándose frente a su costa en un barco de vela o conociendo la ciudad antigua a través de un recorrido en bicicleta, seguido por una clase privada de baile y una deliciosa cena en una casona colonial.

Salirse del camino marcado y explorar la belleza de la sierra La Laguna, en el sur de Baja California, emprendiendo un viaje de autodescubrimiento que concluirá en un relajante baño en las piscinas termales de un auténtico rancho mexicano.

Descubrir el lado más desconocido de la Riviera Nayarit y disfrutar de la belleza natural de la selva tropical de México, a través de los ojos de un local, dar largos paseos a caballo por la playa o atravesar un valle en tirolesa se convierten en experiencias verdaderamente perfectas.

Dar nuevos significados a palabras como ‘lujo’ o ‘bienestar’ relajándose en el spa, mientras se disfruta de auténticos rituales mexicanos, terapias wellnes y tratamientos de cara y cuerpo de clase mundial.

Dejarse sorprender por el auténtico sabor de México en Los Cabos, un paraíso de jardines tropicales que emerge entre el azul del cielo y el intenso turquesa del mar de Cortés. Conocer los inmensos tesoros que guarda el mar buceando bajo sus aguas o navegando sobre ellas en un barco privado.