Otoño

Conmemorar un aniversario o cualquier celebración con una ceremonia de bendición privada en el templo Pashupatinath, donde pedir por la buena fortuna, acompañados por su eminencia, Shylapa Tenzin Rinpoche, en el monasterio Shylapa Tenzin o en Boudhanath.

Cruzar el umbral del santuario Ram Mandir para conocer el templo en privado, siendo testigos de la ceremonia Aarti (ofrenda de luz) y de la puja (oraciones) junto al sacerdote hindú, para recibir sus bendiciones tras la ceremonia.

Sentirse como los antiguos emperadores al tener el privilegio de visitar, a puerta cerrada, uno de los majestuosos palacios de la Ciudad Prohibida, el mayor monumento de Pekín, o formar parte de una ceremonia privada de bendición en sus templos.

Ver cómo la Gran Muralla se transforma en un imponente dragón de piedra mientras se sobrevuela esta maravilla del mundo en helicóptero o almorzando en privado en una de sus torres defensivas, con unas espectaculares vistas de Pekín.

Tomar el papel de crítico de arte por un día mientras se visita el distrito artístico de Beijing, junto a unos especialistas, en busca de nuevos talentos o la próxima revolución pictórica.

Conocer en privado a Mynak Tulku Rinpoche, la duodécima reencarnación del lama, con el privilegio de poder charlar con él, tener una sesión de meditación guiada por el gran maestro o almorzar en su compañía.

Perder la cuenta de cuántas estrellas pueblan el cielo nocturno de Bután en una sesión de astrología en privado con el reconocido astrólogo Ap Dorji.

Aterrizar en la base del monte Jomolhari, la segunda montaña más alta de Bután, tras un paseo matutino en helicóptero y disfrutar de un exclusivo desayuno con vistas de otro mundo.

Salirse del Japón más típico y viajar en catamarán hasta la isla de Naoshima, un desconocido rincón del archipiélago dedicado por completo al arte, en el que lo cotidiano se vuelve extraordinario, las calabazas gigantes crecen junto al mar y todo tiene cierto toque pop art.

Experimentar una auténtica ceremonia del té a la luz de las velas en Korin-in, el área histórica del templo de Kōdai-ji, una zona inaccesible para el resto de visitantes.

Apreciar la belleza y valor histórico de Kioto recorriendo sus templos más importantes junto a los monjes y abades que los habitan. Pasear por sus delicados jardines, donde todo parece estar en perfecto equilibrio, y probar el método zen de meditación en salas cerradas al público.

Descubrir la resplandeciente ciudad de Cobá, un importante yacimiento, a pie o sobre ruedas para llegar hasta la pirámide de Nohoch Mul. Cambiar las nubes del cielo por estalactitas durante un emocionante baño en su sistema de ríos subterráneos, un lugar sagrado para los mayas.

Jugar una partida de golf con el océano como caddie y hacer hoyo en uno en los campos de la aldea brasileña de Trancoso, situados junto a unos imponentes acantilados

Navegar hasta el Parque Nacional de Coiba, en el Pacífico Oriental, para conocer las 38 islas que forman el archipiélago. Practicar snorkel y buceo en unas aguas con una biodiversidad incomparable, explorar la antigua prisión de la isla de Coiba o adentrarse en su bosque siguiendo el canto del pájaro pijuí.

Recorrer el Museo de Arte Contemporáneo de Niteroi (MAC) en exclusiva, antes de la apertura o después del cierre. Admirar las más de mil obras de arte en un entorno privilegiado como es el trabajo arquitectónico de Oscar Niemeyer.

Convertirse en paladines del jaguar y otros animales del Amazonas en peligro de extinción junto al Equipo de Conservación del proyecto Jaguar de Onçafari, siguiendo el rastro de este gran felino y conociendo a los cachorros huérfanos del centro de rehabilitación.

Dejar que la imaginación de los más pequeños vuele muy alto descubriendo zonas cerradas al público del Space Kennedy Center junto a un astronauta de la NASA.

Sacar la faceta “fashion victim” y colarse en el panorama de la moda neoyorquina conociendo los mejores estudios de diseño de la mano de artistas como Jill Stuart, Max Azria, Hervé Léger o Betsy Johnson. Tener la oportunidad de charlar sobre sus últimas creaciones y recibir sus consejos al comprar en sus boutiques.

Dejarse sorprender por los paisajes más icónicos de Estados Unidos por tierra, mar o aire. Conducir coches de lujo en Las Vegas, levitar en globo aerostático sobre el valle de Napa, volar con un buggy ride sobre las dunas del desierto o despejar cualquier duda y miedo al contemplar la belleza natural del Gran Cañón de Colorado.

Vivir una experiencia única de inmersión cultural pasando un día con los maleku o los boruca, dos de las comunidades tribales más antiguas de Costa Rica. Ser recibidos en sus remotos pueblos junto a un guía, conocer sus historias, probar su comida y dejarse llevar por los ritmos de un tambor mientras se aprenden sus danzas tradicionales.

Cumplir el sueño de cualquier surfista y vivir una aventura épica de heli-surfing en la costa del Pacífico. Con la ayuda de un helicóptero, acceder a las playas y bahías más remotas del país para disfrutar de sus increíbles olas en un entorno natural privilegiado.

Sumarse a la labor del primer santuario de tiburones martillo del mundo, en Golfo Dulce, y subir a bordo de un barco de investigación para ayudar a los biólogos marinos a rastrear a los escurridizos especímenes. Darle nombre a uno de los tiburones y seguir sus pasos durante toda su vida.

Sentarse a la mesa del chef Nelson Vinueza, junto a su familia, y disfrutar de un auténtico banquete peruano con uno de los referentes gastronómicos del país.

Mostrar nuestro respeto y admiración por la cultura inca participando en una ceremonia para los Apus, los espíritus de la montaña, haciéndoles ofrendas que asegurarán una travesía segura.