Hace 33 años llegué a España en tren, como buena italo-suiza de forma ecológica y sostenible, para aprender castellano. Pero encontré mucho más: tradiciones, cultura, arte, gastronomía y sobre todo, el amor de un malagueño boquerón. En este país de pasiones ardientes, cada rincón es un lienzo de historia, cada fiesta una danza de emociones y cada plato una sinfonía de sabores. La gente española, acogedora y apasionada, ha hecho de estos 26 años de matrimonio un viaje inolvidable. España, un lugar donde el tiempo se funde con la pasión y encuentro la magia en cada esquina.